Gustavo de Vega, psiquiatra, director médico de AVCD - institución dedicada a la asistencia y tratamiento de las adicciones- y docente de la Universidad Nacional de Rosario, explicó los alcances y efectos adversos que produce el consumo de drogas en el cuerpo y mente de las personas.
En el marco del V Módulo del Curso de Operadores Terapéuticos que dicta Fundación Nuevo Comodoro, el especialista aseguró que en la adolescencia aquello que comienza como una diversión pude convertirse en un acto compulsivo con severos daños para la persona y su entorno, familiar y laboral. “Lo más importante es que además de la familia, el ámbito laboral, las empresas y los gremio tomen la problemática como prioridad y con la perspectiva del siglo XXI donde sabemos que hasta el 40% de la población adulta que trabaja tienen algún tipo de consumo psicotóxico”.
Lo que se ha instalado respecto a los consumos en los últimos 15 o 20 años es el “consumo recreativo”; fumar marihuana en forma frecuente, tomar, alcohol y estimulantes. Cuando un joven termina la adolescencia e ingresa al ámbito laboral o a la universidad, a los 19 0 20 años, se pone en evidencia que aquello que había sido un consumo por diversión en momento de ocio, ahora bajo la presión, el stress laboral, la competencia profesional, situaciones de conflicto o el solo cansancio, se transforme en un hábito compulsivo.
Se desconoce que las drogas producen una situación de memoria imborrable en el cerebro; como la de andar en bicicleta”, ejemplifica Gustavo de Vega, el médico psiquiatra quien en el V módulo del Curso de Operadores Terapéuticos se refirió a las adicciones y sus consecuencias en el mundo laboral.
Secreto a voces
Es la situación que suele darse al interior de las organizaciones o empresas ante situaciones de abusos de drogas. Para De Vega en muchos casos, “cuando mejor les va, mayor estrés, más presión y necesidad de sostener una situación de pareja o familiar. Entonces, ingieren alcohol, si están deprimidos algún estimulante, tranquilizantes y se produce una alquimia y esto empieza a complicar el ritmo laboral. Ausencias los días lunes, tal vez una semana aparece un trastorno digestivo que los médicos desgraciadamente, por negligencia o por desconocimiento, se lo deja pasar. No es un tema que se jerarquice. Quizás todo el mundo lo sabe pero se mantiene como un secreto a voces. La persona que tiene un problema de adicción, de juegos, apuestas, alcohol, muchas horas de redes sociales, o fuma dos atados de cigarrillos, tiene sobrepeso, toma psicofármacos o antidepresivos; inicia una relación tortuosa y generalmente colapsa física o anímicamente”. Para de Vega, en estos casos, las personas que deberían haber estado para contener y ayudar, lo han hecho pero de manera silenciosa.
En estos últimos años, algunas empresas comenzaron a tomar consciencia del problema real a partir de la siniestralidad. “Así como el ausentismo produce impacto en la productividad y en la situación general de la empresa, cuando se suma la siniestralidad parece que allí llama la atención de los directivos o responsables. Desgraciadamente el estado como empleador es el que menos se ocupa de ofrecerle a quienes trabajan como empelados, prevención y capacitación”
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Por ello es que resulta de vital importancia la sinergia que pueda darse entre familia, empresas y gremios. Se trata de una problemática que se debe abordar con la perspectiva del siglo XXI “donde sabemos que hasta el 40 % de la población adulta que trabaja tienen algún tipo de consumo psicotóxico. Los mayores de 45 años posiblemente sea alcohol y en algunos casos algún psicofármaco. En los menores de 45 años marihuana, cocaína alcohol psicofármacos y cuanto más joven más frecuentes las nuevas drogas como el éxtasis. También alcohol produciéndose una situación de cronicidad”.
