La situación en Formosa ha desnudado que, en nuestro país, pese a los discursos y relatos, hay territorios donde existen prácticas autoritarias.
¿Es Formosa el modelo de democracia argentina? ¿Es el ejemplo de manejo del territorio por parte de los políticos o la triste excepción? La certeza es, sin dudas, que Formosa representa todo lo que no queremos vivir. Aceptar que esa realidad está bien sería aceptar una pésima calidad institucional, sería resignarnos a ser esclavos de un señor feudal.
Gildo Insfrán transita su séptimo mandato consecutivo como gobernador de Formosa. Logro que el eterno caudillo consigue con porcentajes tan abrumadores como sospechados de estar anclados en prácticas clientelares. En la provincia, son un clásico las denuncias en cada elección sobre padrones adulterados y la presencia de ciudadanos paraguayos que cruzan a Formosa para votar a su favor. Acumula casi 40 años ocupando diversos cargos público y ha conseguido permanecer en el poder por 30 años haciendo oídos sordos a las pocas críticas que recibe localmente, empleo público exacerbado y familiares y amigos en puestos claves. Formosa es una provincia pobre. Lo fue antes de que llegara Insfran y lo sigue siendo durante Insfran.
Formosa ocupa los primeros lugares del país en mortalidad infantil y materna y la pobreza es del 42,4% y casí un 9% de indigentes, según el INDEC. Tiene una de las tasas de desocupación más bajas (3,7%), sostenida por el empleo público: hay 167 empleados estatales por cada 100 privados
El gobernador formoseño jamás hizo pública la declaración jurada de sus bienes. En la provincia no hay ley de Acceso a la Información Pública, ni ley de Ética en la Función Pública. Pese a que la la Constitución provincial prevé la creación de una Fiscalía de Investigaciones Administrativas, nunca fue sancionada la norma para ponerla en funcionamiento.
La dinámica feudal trae mayores postergaciones y una democracia que solo es una apariencia.
La democracia es libertad y participación. Al revés de lo que realizan varios patrones feudales en el 2021.
En cada lugar del país hay o puede haber una pequeña Formosa. En cada lugar del país los ciudadanos deberíamos romper las cadenas del miedo y comenzar a ayudar a los funcionarios a actuar de manera más transparente. Cuando no hay transparencia cualquier cosa puede decirse y todo queda en el límite precario de la denuncia y la calumnia, entre las entidades apócrifas por miedo o intereses espurios y envuelto en la bruma de la sospecha.
