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El 30 de mayo es el Día Nacional de la Donación de Órganos. La fecha se origina en una historia muy especial. Para narrarla, algunos que somos más grandes y que nacimos cuando el trasplante era algo impensado, recordamos que era una idea imposible de concebir: que un órgano salve o mejore la vida de otra persona.
En la década del sesenta y sobre todo en los setenta aparece el trasplante renal. Fue una verdadera revolución científica. Permitió que muchas personas tuvieran una vida normal, aunque antes estaban en una situación muy compleja. La evolución continúa. En los ochenta y noventa se generan nuevos recursos científicos y aparecen trasplantes de los más variados: de córnea, piel, intestino, hígado, pulmón.
La ciencia y nuestra medicina, que nos enorgullece, se afirma y a esta altura podemos decir que hoy en nuestro país al menos hay 12.000 personas trasplantadas. Una fila imaginaria de 120 cuadras. 12 kilómetros de personas con vida plena, de un canto a la generosidad de otros que dieron algo de sí. La mayoría de las veces dejando los órganos al final de la vida y en otros casos, sobre todo en el de riñón, cuando alguien cede un órgano en vida para que otra persona tenga una vida digna.
Al hablar del trasplante hay historias maravillosas, conmovedoras. Son un canto a la condición humana en su faz más hermosa. Y precisamente, una de ellas es la que recordamos un día como hoy, un 30 de mayo.
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Sin muchos detalles, por el pudor de preservar algunas cosas, una vez María, una mujer joven, tiene un problema de salud, empeora. Hacen sus estudios, análisis y hay un problema en el hígado. Empeora. Su situación se complica cada vez más hasta volverse realmente grave. Entra en urgencias. Comienza a difundirse el mensaje de que faltaba un hígado para salvar la vida de una mujer.
Por la generosidad de alguien —quien probablemente nunca sepamos quién es, pero rendimos ya el homenaje a esta familia donante— aparece el hígado y esta mujer salva su vida. Es una de las primeras historias, de las más resonantes en la urgencia y en el trasplante de hígado que recién empezaba, por los noventa. Pasa el tiempo, María recobra su salud, su vida normal. Llega un momento más mágico aún de lo que la vida significa: la joven mujer anuncia que está embarazada. Un significado tremendo, conmovedor: de pelear por salvar su vida, por la generosidad de alguien, su vida sigue y ahora espera un bebé.
Un 30 de mayo, aquella mujer, cuya vida corrió serio riesgo, se convierte en madre. Dante, el hijo, es el primer bebé que nace de una mujer trasplantada en un hospital público de la Argentina. Hoy, juntos, en familia, viven una historia única. Un cumpleaños inolvidable para una familia y ahora también para todo un país. Y se convirtió, entonces, en el Día Nacional de la Donación de Órganos.
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Este año el mensaje principal de la campaña de difusión del INCUCAI es de agradecimiento a quienes donaron sus órganos, haciendo que miles de personas puedan recuperar su salud y vivir plenamente. Por eso, en redes sociales se publican distintas piezas con el hasthag #DonarNosUne, como símbolo de un acto que convoca a la comunidad en su conjunto. Mensajes de agradecimiento de pacientes que hayan recibido un trasplante y también de personas que trabajan día a día en el sistema de salud para hacer posibles estas operaciones son los ejes de los mensajes.
En lo que va del año, se concretaron 549 procesos de donación que permitieron la realización de 1.246 trasplantes; 591 trasplantes de órganos y 655 trasplantes de córneas.
“La realización de cada trasplante es posible gracias a la participación de la sociedad —representada en el acto de donar— a la intervención de los profesionales de la salud de los establecimientos hospitalarios de todo el país y al trabajo de los organismos provinciales de procuración pertenecientes al sistema sanitario argentino”, dice un comunicado oficial del INCUCAI.
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