Me tomo la libertad de escribirle para hacerle un aporte que creo sería beneficioso para la Argentina, apoyando su propuesta de que se firme el compromiso de Mayo. La Argentina se formó desde una extrema pobreza generalizada, tanto en sus orígenes como en su formación moderna con la inmigración masiva del cambio de siglo. Los inmigrantes trajeron el valor moral de su educación de respeto, esfuerzo y superación personal y familiar. En ese contexto, la Argentina le dio a sus habitantes dos cosas: educación popular pública y gratuita de calidad, para que todos tuvieran herramientas de progreso y movilidad social ascendente y, en segundo lugar, un estado de derecho, para dar garantías con las que se pudieran desarrollar las iniciativas personales y la cooperación social respetando la propiedad y la libertad de contratación con fuerza de ley.
La mejor política social fue esa: educación e instituciones en un entorno socialmente democrático. A ello se fueron sumado otras acciones públicas, como la atención de la salud y la infraestructura, la apertura de mercados, la búsqueda de estabilidad macroeconómica para minimizar el daño de grandes crisis.
La revolución digital y de la inteligencia artificial potencian una necesidad enorme: fortalecer el capital humano con la educación de calidad y la capacitación para el trabajo. Sin esas herramientas a las que todos debemos contribuir, no habrá futuro para millones de argentinos. Con la mitad de los chicos que no terminan el secundario en forma y aún así no comprenden textos o no pueden realizar operaciones matemáticas básicas,
- se impone implementar un programa masivo de alfabetización digital;
- una revolución en la formación docente y
- una reformulación sustancial de contenidos y ofertas educativas diversas y de calidad, con trayectos de diferente duración para dar salida laboral.
Le agradezco su atención, señor presidente, y quedo a su disposición junto a mucha gente que se ha preocupado y ha trabajado en estos temas.
