Corre el agua y su discurrir, genera efectos sonoros
que en su dialéctica natural, nos transportan, produciéndonos recuerdos que
resuenan en el óxido descuidado de la demora. Ambigüedad del ambiente que sin
reparo alguno, se convierte en productor de sentidos, en inestimable amigo y en
alto y sinuoso recorrido.
Corre el ánimo y en su recorrido, las penas, se
aquietan consoladas por las instancias vividas. Reflejos del espacio que
reviven con la exactitud de siempre, el ánimo, la voluntad, las ganas y la
desmesurada intención de volver a ser, sin prejuicios, fieles a nuestros
sentimientos.
Corre el aroma por el solitario hilo de un recuerdo
y allí, con la quietud propia de la mirada que abre el inicio del encuentro, se
entrecruza con el sigilo que guardan las
penas y con el humor de las mejores caricias.
Corre el ingente momento de la afectación, verborragico
y atrevido, con la insolencia impregnada del joven amor, incautado por la
simpleza del encuentro. Encuentro que se prolonga y se aletarga, subsumido por
los gestos de aquellos que se ven desbordados y que no presentan intención alguna
de frenar el momento.
Corre la tarde con la insuficiencia de los
enamorados que trémulos de pasión sucumben encantados a la aproximación de sus
cuerpos.
Corre el pecado desnudo de arrepentimiento y al
hacerlo, el presagio que lo anunciaba, quedó guardado en el cofre de las negaciones.
Desnudez, que transgrede el orden establecido; que entrelaza la férrea voluntad
con el genuino propósito; que crece cual rizoma fecundo y próspero, que se decanta;
luego de haber llenado el cántaro puro de la promesa cumplida y de haber
vaciado, el otro cántaro, el de los vicios acumulados.
Corre el tiempo mas es en vano intentar alcanzarlo
tan solo podemos acondicionarnos al costado del camino y desde allí, verlo llegar,
luego; verlo alejarse con la soltura propia de aquellos que han logrado
desprenderse de los amargos recuerdos, de las fantasiosas sonrisas, de los ocasionales
besos y de las prolongadas esperas.
Corre la vida, e intento asirme a ella, pero me
supera de tal manera, que me abraza a cada momento, y, a cada momento, me
espera.