Sufre el amor porque tú mi amor estas triste. Verte así, con tantas lágrimas recorriendo tu rostro es una imagen que no acepto y que me vulnera, me sacude, me comprime, y lloro a tu lado amor, sin más motivo que acompañarte y serte fiel en cada momento, bajo cualquier circunstancia, en todo momento te hago compañía. Llora el amor y en su ahogo no respira. Descontrolada la mirada todo su entorno es oscuridad. Es impaciencia teñida de ansiedad que te desborda y te distancia más allá de tu belleza y de tu inteligencia. La ansiedad te turba, te confunde, te genera zozobra a la hora de querer parar y no lo consigues. Lloras amor y el mundo es un lugar desapacible, extraño, que me provoca intentando separarme de ti. De ti amor, pretenden separarme de ti. Ingenuos, ignorantes, como se nota que te desconocen. Incrédulos que no miran como nuestras fuerzas se unen. Como nuestros momentos coinciden y como ahora más que nunca nos encontramos en simultáneos y reiterados abrazos. Sufre el amor porque tú mi amor estas triste y solo me resta esperarte, mirando el suelo, acordándome de antiguos pasajes, registrando en este presente, cuanto hemos recorrido por esta vida. Allí, amor, espero. Entre la brisa que alocadamente dispersa los pétalos de cuanta flor encuentra a su paso. Entre el murmullo del pasado. Entre las ganas de olvidar y las fuerzas de perdonar. Entre el sigilo del descontento y la prisa de la angustia que no escatima en dejar de ser protagonista. Aguardo, como presagio de algo nuevo que ha de nacer con la bendición de tus lágrimas y con el soporte de tu juicio recobrado. Así, en la nube de la espera, en el rincón del reencuentro y en la esquina donde doblan los problemas para no regresar, allí, sufre el amor y lo hace, porque tú mi amor, estás triste, y yo te espero, con mi corazón abierto y mis puños enrojecidos por la urgencia de ver el final de este sufrimiento.
